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EL PAIS:En Cambiemos nadie cree que Macri termine el mandato

Tres fuentes del Gobierno señalaron a El Destape que el Presidente no está para llegar. Culpan a Marcos Peña de la suba del dólar.
“Macri tiene que trabajar de Presidente y dejar de pensar en la reelección, porque así no llegamos ni a octubre”. La afirmación corresponde a un hombre de trato diario con el presidente.
Varios altos funcionarios culpan a Marcos Peña de la nueva caída de los mercados y ponen en duda la continuidad del Macri si sigue escuchando a su jefe de Gabinete.
“Marcos organizó una marcha, operó con Campanella y Brandoni, mandó a hacer carteles e impulsó una nueva andanada de insultos y agravios contra la oposición. Vos no podés pedirle que te ayude a un tipo mientras lo tratás de chorro y lo comparás con Nicolás Maduro”, explicó furioso otro hombre fuerte del gobierno. “Esto no termina”, completó.
“El Gobierno no tiene voceros, nadie habla en nombre del Presidente, no tenemos jefe de Gabinete. Lo aprecio al presidente, pero o cambia a Peña o se va junto con él”. Uno de los legisladores de mejor llegada a la Rosada, que siempre defendió al Presidente, también duda de que lleguen al 10 de diciembre.
Para llegar, el Gobierno tiene que sostener el dólar sin rifar reservas. Para eso debería subir las retenciones y exigir que el campo liquide las divisas. También implementar algún tipo de control de cambios. Medidas que le harían perder amigos entre sus propias filas. Es decir, tendrían un costo electoral.
También necesita hacer política, con propios y ajenos. Pensar en prepararse para ser oposición. Todo eso parece muy difícil de lograr para el presidente. Por eso entre sus filas cada vez menos piensan que llega al final de su mandato.

Gobierno acusó a Alberto Fernández por la suba del dólar y el Riesgo País

El presidente convocó a una reunión para analizar la suba del riesgo país y las declaraciones de Alberto Fernández tras su encuentro con el FMI.
El presidente Mauricio Macri convocó esta tarde a una reunión de emergencia en la Casa Rosada par analizar la tensión en los mercados que llevó el riesgo país por encima de los 2.000 puntos, en medio de una caída en la cotización de los bonos de la deuda.
En el encuentro participan la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal; el jefe de Gabinete, Marcos Peña; el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza; y el titular del Banco Central, Guido Sandleris.
Tras la fuerte suba del dólar y las cifras récords que alcanzó el Riesgo País, el Gobierno culpa a Alberto Fernández de romper el pacto implícito que había acordado con el presidente Mauricio Macri. Lo acusó de provocar un nuevo «sacudón financiero»: suba del 2,5% del dólar y el riesgo país por arriba de los 2000 puntos.
La estabilidad financiera de estos días, afirma el Gobierno, que se terminó por la declaración oficial del Frente de Todos tras la visita de los enviados del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el efecto que la misma tuvo en la divisa norteamericana y el riesgo país.
«Quienes han generado esta crisis, el Gobierno y el FMI, tienen la responsabilidad de poner fin y revertir la catástrofe social que hoy atraviesa a una porción cada vez mayor de la sociedad argentina. Para ello deberían arbitrar todos y cada uno de los medios y las políticas necesarias», señaló en un comunicado posterior al encuentro.
La reunión se desarrolló en la sede de la UMET, y por parte del FMI estuvieron Alejandro Werner, Roberto Cardarelli y Trevor Alleyne; mientras que Fernández estuvo acompañado por sus colaboradores Santiago Cafiero, Guillermo Nielsen y Cecilia Todesca.

De los objetivos fijados, «no sólo ninguno fue alcanzado, sino que todo empeoró desde la celebración de aquel acuerdo: la economía cayó 1,7%, la deuda pública subió 29 puntos porcentuales del PBI, el desempleo aumentó al 10,1%, la pobreza creció a más del 32% y la inflación se disparó al 53,9%», señaló el candidato.

A través de un comunicado, el Frente de Todos aclaró que la reunión había sido «solicitada por la misión técnica del FMI».

El dólar minorista subió hoy 2,5% y cerró $58.60. El Banco Central (BCRA) debió licitar US$302 millones para suavizar el incremento de la divisa, mientras Cardarelli se reunía con las segundas líneas de la entidad monetaria para revisar sus números. El Riesgo País se disparó y superó los 2000 puntos básicos, un incremento de casi el 10%. Las acciones de las empresas argentinas en Wall Street se desplomaban hasta 15%. El Merval, el indicador de las acciones líderes en el país, se derrumbaba casi 5% al final de la rueda.

«El Fondo Monetario Internacional desmiente categóricamente que miembros de la delegación actualmente presentes en Argentina, hayan sugerido adelantar las elecciones presidenciales por supuestas preocupaciones acerca de un hipotético vacío de poder», anunciaron anoche en una atípica desmentida del organismo. «En ningún momento miembros de la delegación del FMI hablaron en éstos términos durante la reunión que mantuvieron hoy con el Sr. Alberto Fernández y sus asesores económicos», clarificaron los voceros del organismo para América latina.

La ofensiva mediática de Macri y el FMI para acorralar a Alberto Fernández


Los ataques al candidato del Frente de Todos después de su reunión con el FMI, donde no aceptó asociarse al fracasado acuerdo de Macri con el Fondo, sirvieron de marco para los anuncios de Hernán Lacunza, que insistió en descargar responsabilidades en la oposición.
Como un boxeador aturdido por los golpes, Mauricio Macri busca abrazarse a Alberto Fernández para no caer antes de que suene la campana.
El abrazo no es sólo simbólico. Macri quiere asociar al candidato opositor con el absurdo acuerdo que él firmó con el Fondo Monetario Internacional .
En estas horas se asiste a una trascendental pelea por la construcción del sentido común. El Gobierno, a través de todo el periodismo adicto, trata de instalar la idea de que, en medio de la debacle económica, lo mejor que le puede pasar a los argentinos es “unirse” para respetar el acuerdo firmado por el Gobierno con el FMI. De esa manera, aseguran, se garantizaría el desembolso de los 5400 millones de dólares prometidos para setiembre y se evitaría, o por lo menos postergaría, otra corrida cambiaria.
La “unidad” reclamada tiene nombre y apellido, Alberto Fernández. Y si el candidato opositor no consintiese a dar su palabra de que seguirá adelante con el fracasado plan económico del actual gobierno, que de eso se trata el acuerdo con el Fondo, dejaría de ser un respetable “moderado” y se transformaría otra vez en lo que esos mismos medios y voceros aseguraban que era antes de las PASO: un miserable hipócrita que pone sus intereses sectarios por sobre los de sus sufridos compatriotas.
Las presiones, amenazas y cantos de sirena son irresistibles. Por suerte para él y más de 40 millones de argentinos, Fernández resiste.

La renegociación con el FMI

Lo que viene diciendo el Frente de Todos, y quedó reafirmado en el comunicado que difundió después del encuentro con la misión del Fondo, es que el futuro gobierno deberá renegociar el acuerdo de Macri con el FMI.
No está solo en esta idea. Lo mismo dijeron el candidato que llegó tercero en las PASO, Roberto Lavagna , y Carlos Melconian, el economista ortodoxo que más sonaba como futuro ministro de Hacienda de Mauricio Macri , si éste conseguía la reelección. El miércoles, se sumó resignadamente el propio Hernán Lacunza, cuando anunció la reestructuración de la deuda y el inicio de negociaciones para redefinir lo firmado.
Nada de todo eso resultó inesperado. En las entrañas del poder económico, todos saben desde hace tiempo que el acuerdo firmado por Macri y el FMI, incumplido reiteradamente por la administración de Cambiemos, tenía fecha de caducidad el día que se resolviese la disputa electoral, cualquiera hubiese sido su resultado.
Lo único que estaba en duda era si ese día caía 27 de octubre o 24 de noviembre. El Fondo comprometió el crédito más alto de su historia para que el Gobierno llegase sin corrida bancaria hasta esa fecha. Cumplido el trámite electoral, en primera o segunda vuelta, llegaba el momento del sinceramiento: más devaluación y más ajuste. Si ganaba Macri, como quería el Fondo, por las buenas; si perdía, por las malas.
La única sorpresa fue que el resultado se adelantó. Los números de las PASO fueron tan contundentes (16 puntos de ventaja para el Frente de Todos, que además alcanzó casi el 50 por ciento de los votos si se miden como se hará en octubre), que todo el mundo entendió que no había posibilidad de marcha atrás.
Así como se adelantó el resultado, se adelantaron sus consecuencias: como estaba previsto, el dólar saltó a 58 pesos y temblaron los mercados de deuda. A pesar del griterío acusador de Macri, que busca asociar su fracaso económico al triunfo opositor, esos 58 pesos son los mismos a los que, antes de las PASO, se vendía el dólar futuro para diciembre (cuando “el mercado” suponía que ya estaría decidido el nombre del futuro presidente).

La operación pro FMI

Para construir ese sentido común “pro FMI”, el establishment mediático instaló dos debates alrededor de la reunión de Fernández con la misión del Fondo.
El primero es sobre si se habló del “vacío de poder” y, consiguientemente, del adelanto de las elecciones.
Página/12 ya informó que el propio comunicado del Fondo discute más los términos que se utilizaron que el fondo (valga la redundancia) de lo que se conversó . Pero quizá sea mejor recurrir a las palabras de Joaquín Morales Solá, insospechado de cualquier animosidad con los visitantes: “Lo que sí expresaron los funcionarios del Fondo es su preocupación por la incertidumbre electoral. Señalaron que nunca vieron una situación como la argentina, donde hay un candidato que ganó una elección presidencial, pero que no es presidente electo, y donde gobierna un presidente que perdió la elección, pero que no está definitivamente derrotado.” Cualquiera que afirme que esa descripción no se puede resumir como “vacío de poder” tiene un problema de comprensión de textos.
Como ya se dijo, y se corroboró con el seco comunicado del miércoles, los enviados del Fondo saben que las conversaciones con Lacunza no tienen mayor sentido y que la verdadera negociación es la que está empezando con Alberto Fernández. Y se desesperan cada vez que el candidato del Frente de Todos no cede a las presiones y les recuerda que hasta que no sea por lo menos presidente electo, o sea después del 27 de octubre, nada puede hacer al respecto, y que las tratativas oficiales serán hasta el 10 de diciembre con el gobierno legal encabezado por Macri. Recién entonces, lógicamente, empezaría el verdadero toma y daca, cuando la nueva administración conozca de primera mano las lamentables condiciones en que el PRO dejará al país.
En medio de las educadas pero reiteradas presiones de los miembros de la misión del Fondo para forzar en la reunión imprudentes definiciones del todavía candidato, Alberto Fernández tuvo la amabilidad de explicarles, en su habitual estilo de profesor universitario, que un adelantamiento de las elecciones, la única manera legal de apresurar los tiempos de “incertidumbre electoral”, era de muy difícil concreción.
El artículo 95 de la Constitución Nacional establece que “la elección se efectuará dentro de los dos meses anteriores a la conclusión del mandato del presidente en ejercicio”, por lo que la fecha más cercana para hacerla sería el domingo 13 de octubre, apenas dos semanas antes de lo programado. Cualquier adelantamiento mayor implicaría que Macri no podría cumplir con su premio consuelo de ser el primer presidente no peronista que consigue terminar el mandato previsto por esa misma Constitución. De este comentario derivó todo el palabrerío posterior.

La pulseada por el Comunicado

La segunda discusión instalada en los medios es más sustantiva y está centrada en el comunicado difundido por el Frente de Todos apenas terminada la reunión .
En tono didáctico, en él se explica que el acuerdo con el FMI fracasó en sus cuatro objetivos: recuperar el crecimiento (la economía cayó 1,7% desde la firma), generar empleo para combatir la pobreza (que ya supera el 32%), reducir la inflación (que se disparó al 53,9%) y bajar la deuda pública (que subió 29 puntos porcentuales del PBI).
En ese marco, aclara que “el programa económico que impulsa el Gobierno Nacional no refleja ninguna de las prioridades establecidas en la plataforma del Frente de Todos. Tampoco existen coincidencias con las recomendaciones de política impulsadas por el FMI”, y destaca que Fernández “reiteró su preocupación por el hecho de que los créditos otorgados por el FMI al Gobierno Nacional hayan sido utilizados, en gran parte, para financiar la salida de capitales”.
En este punto muestra la primera carta que un nuevo gobierno puede jugar en su discusión con el Fondo: “Este fenómeno (el financiamiento de la fuga) constituye un incumplimiento flagrante a lo dispuesto por el Artículo VI del Acta Constitutiva del organismo cuyo primer párrafo dispone que ‘ningún miembro podrá utilizar los recursos generales del Fondo para hacer frente a una salida considerable o continua de capital’.”
Alberto Fernández nunca le dijo al Fondo que no envíe los famosos 5.400 millones de dólares, simplemente dejó claro que ese desembolso, como todos los anteriores, no estaría destinado al desarrollo de la economía argentina ni al bienestar de sus habitantes, sino solo a acompañar el viaje al vacío de su elite gobernante. Los anuncios de Lacunza sobre el inicio de la renegociación de la deuda con el FMI son una forma implícita, aunque después de volver a insultarlo, de darle la razón al candidato opositor.
En su violenta descalificación de la posición adoptada por el Frente de Todos, todo el aparato mediático oficial y oficialista corre desde ya a tomar partido por el Fondo antes de que la negociación siquiera se inicie.
Mucho se especuló sobre cómo afectó a los principales medios y sus periodistas más destacados el resultado de las PASO. Se habló de dudas y panquequismo. Esa discusión seguirá, pero solo en lo referido a su relación con el moribundo gobierno de Macri.

Su eterna alianza con los intereses del poder financiero no les genera ninguna duda.

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